sábado, 17 de abril de 2010


INTELIGENCIA MEXICANA
Este ensayo habla sobre la historia de nuestra cultura la cual no están diversa como la de nuestro pueblo, que tiende a ser una abolición de la historia porque se desdeña y trasciende.
La inteligencia mexicana es una actividad vital dentro de nuestra historia ya que es nuestra raíz y origen y nada ni nadie encarna mejor esta cultura que José Vasconcelos, quien fundó la educación moderna en MEXICO. La educación fue un fruto de la revolución que creó un panorama más amplio del movimiento revolucionario en que estuvieron involucrados muchos artistas con toda, o casi toda la inteligencia mexicana.La educación fue un fruto de la revolución que creó un panorama más amplio del movimiento revolucionario en que estuvieron involucrados muchos artistas con toda, o casi toda la inteligencia mexicana.

CONQUISTA Y COLONIA
Este ensayo habla de que, cualquier contacto con el pueblo mexicano, muestra que todavía laten costumbres y creencias, y que han recobrado más fuerza después de los descubrimientos de arqueólogos e historiadores, que han convertido estas sociedades como supremas.
Mesoamérica aparece como el núcleo central de la riqueza territorial, en los últimos siglos de esplendor que tuvo todo puede reducirse a los encuentros entre culturas. Los españoles vinieron a lograr una tendencia de amenaza sobre el mundo mesoamericano, antes de la llegada de Cortez, la pluralidad de ciudades y culturas era sorprendente y contrastaba con todo lo que en ella habitaba. Mesoamérica era un mundo histórico.
Mesoamérica es considerada como un área historia uniforme determinada por constantes elementos, comunes de todas las culturas: agricultura, calendarios, sacrificios, etc.La conquista es un hecho histórico, destinado a renovar una unidad de pluralidad cultural que hemos perdido.

LOS HIJOS DE LA MALINCHE
Nuestro hermetismo ha creado la leyenda del mexicano, así como hay un misterio amarillo, y uno negro, existe uno mexicano.
Dice que la mujer es la palabra ENIGMA en persona, la mujer Esconde la muerte o la vida, En qué piensa, Piensa acaso, Siente de veras “es la imagen de la fecundada, pero asimismo de la muerte
La mujer es el conocimiento mismo, el conocimiento que nunca poseerá, el misterio supremo.
En suma la historia podrá esclarecer el origen de mucho de nuestros fantasmas. La historia nos ayuda a comprender ciertos rasgos de nuestro carácter
También nos dice que en nuestro lenguaje diario hay un grupo de palabras prohibidas, secretas, sin contenido, palabras malditas, que solo pronunciamos en voz alta cuando no somos dueños de nosotros de mismo.
Los adolescentes las dicen cuando quieren presumir y las dicen en voz ronca de hombre, las señoras las dicen para demostrar su libertad.
Quién es la chingada, es una figura mítica. La chingada es la madre que ha sufrido, metafórica o realmente, la acción corrosiva e infamante implícita en el verbo que le da nombre.
La procedencia de chingaste es xinachtli semilla de hortaliza o xinaxtli aguamiel fermentado.
Chingar también implica la idea del fracasar. La palabra chingar define gran parte de nuestra vida y califica nuestra relación con el resto de los amigos y compatriotas.
Para el mexicano, la vida es chingar o ser chingado. Cuando decimos “vete a la chingada”, enviamos a la persona muy lejos, a un lugar lejano.
En el ensayo dice que la chingada, es la madre abierta, violada o burlada por la fuerza, ósea que el “hijo de la chingada” es el engendro de una violación, del rapto o de la burla.
La madre violada la la chingada y se asocia con la melenche quien se entrega a Cortés y la deja cuando deja de serle útil y entonces los malicitas son los verdaderos hijos de la melenche, la chingada en perso

sábado, 10 de abril de 2010


TODOS SANTOS, DIA DE MUERTOS
El mexicano ama las fiestas y las reuniones públicas, todo es ocasión para reunirse, cualquier pretexto es bueno para interrumpir el tiempo, el trabajo y las labores y celebrar con festejos y ceremonias. Nuestro calendario esta poblado de fiestas, los mismos días en los lugares más apartados como en las grandes ciudades, el país entero reza, grita, come, se emborracha y mata.
Pero no nos bastan las fiestas que ofrece todo el país, la iglesia y la réplica, sino que la vida de cada ciudad y de cada pueblo está regida por un santo, al que se le festeja. Y para acabar los barrios y los gremios tienen también sus fiestas anuales.
Los mexicanos deberíamos ahorrar tiempo y dinero, que gastamos en tantas fiestas, tratando de semejar a las grandes ciudades donde por ejemplo los países ricos tienen pocas fiestas, no tienen tiempo, ni humor. Y no son necesarias; la gente tienen otras cosas que hacer y cuando se divirtiendo lo hacen en grupos pequeños.
Y esto dice mucho de la cultura de un pueblo, ya que por conservar las tradiciones (Día de muertos, Grito de independencia), se gastan el dinero y los recursos que a veces el mismo pueblo da, en fiestas, en lugar de utilizarlas para la superación del mismo pueblo, y es que a veces tienen al mexicano feliz con una fiesta aunque en su pueblo no haya agua.
En ceremonias nacionales, locales, gremiales o familiares, el mexicano se abre al exterior. Todas ellas le dan ocasión de revelarse. Esa noche los amigos que hace tiempo no se dirigían la palabra se emborrachan y terminan de confidentes, llorando y diciéndose lo muy hermanos que son. La noche se puebla de canciones y aullidos. Los enamorados despiertan con serenatas a las mujeres. En ocasiones la alegría acaba mal: Hay riñas, injurias, balazos, cuchilladas. Todo esto es porque el mexicano no se divierte: quiere sobrepasar, saltar el muro de soledad que el resto del año lo incomunica. Todos están poseídos por la violencia y el frenesí
Algunos sociólogos franceses consideran a las fiestas como un gasto ritual.
La muerte es un espejo que releja las vanas gesticulaciones de la vida, Cada quien tiene la muerte que se merece.
Para el habitante de Nueva York, Paris o Londres, la muerte es la palabra que jamás se pronuncia, en cambio el mexicano, la dice, la festeja, la burla.
El culto a la vida, si de verdad es profundo y total, es también culto a la muerte
Una civilización que niega la muerte, niega la vida, ya que las dos son la misma cosa y el mismo origen.
En suma, si en la fiesta, la borrachera o la confidencia nos abrimos, lo hacemos con tal de violencia que nos desgarramos y acabamos por anularnos.
El mexicano no trasciende su soledad, al contrario se encierra en ella, habitamos nuestra soledad.
Por ambos caminos el mexicano se cierra al mundo: a la vida y a la muerte
Y este ensayo comienza hablándonos de todos los recursos y tiempo que gastamos en hacer fiestas, y de ahí os habla de los que la muerte significa para el mexicano, y al final explica una breve relación entre las fiestas y el mexicano.

MASCARAS MEXICANAS.
Este ensayo habla de la variedad de mascaras que utilizamos en nuestra vida para protegernos de que nos hagan daño, y a la vez como es en el caso de la mujer la máscara que se tiene de ellas es la que a los demás les conviene ver.
El lenguaje popular refleja hasta que punto nos defendemos del exterior; la idea de la hombría consiste en no rajarse
En nosotros abrirse es muestra de una debilidad, de humillarse, de agacharse, pero el no hacerlo es permitir que el mundo exterior penetre en su intimidad .La “hombría” se mide en la invulnerabilidad ante las armas y los golpes del mundo exterior. El macho es un ser hermético, encerrado en sí mismo, capaz de guardarse y guardar lo que se le confía.
Los mexicanos consideran a la mujer, como un instrumento, de los deseos del hombre, de los fines de la ley, la sociedad o la moral. FINES para los que nunca se le ha pedido su consentimiento y en esa realización solo participa pasivamente. Prostituta, diosa, gran señora, amante, la mujer transmite o conserva, pero no crea, los valores y energías que le confían la naturaleza o la sociedad
Simular es inventar o, mejor, aparentar y así eludir nuestra condición. El que disimula no representa, sino que quiere hacerse invisible, pasar inadvertido, sin renunciar a su ser.
Un ejemplo de simular o querer pasar inadvertido, Octavio Paz recuerda una vez, que oyó un leve ruido en el cuarto vecino al suyo y pregunto en voz alta: Quién anda ahí, y la voz de una criada, contestó: No es nadie, señor soy yo.
No solo nos disimulamos a nosotros mismos y nos hacemos transparentes y fantasmales; también disimulamos la existencia de nuestros semejantes
La nada de pronto se individualiza, se hace un ser, se hace ninguno: Don Nadie, padre español de Ninguno, posee don, vientre, honra, cuenta en el banco y habla con voz fuerte y segura
Nadie no existe, simplemente disimulamos la existencia, obran y actúan como si no existieran. Lo nulifican, lo ningunean. Y si todos somos ninguno, no existe ninguno de nosotros. El círculo se cierra y la sombra de Ninguno se extiende sobre México.

Laberinto de soledad
EL PACHUCO Y OTROS EXTREMOS
Llega un momento en la vida de cualquier ser, que se pregunta ¿Qué es y como llego a realizar eso en lo que se ha convertido?, eso mismo le pasa a los pueblos en trance de crecimiento, muchas veces las respuestas que damos a estas preguntas son desmentidas por la historia, acaso porque eso que llaman a el genio de los pueblos solo es un complejo de reacciones ante u estimulo dado
Octavio Paz cuenta que durante dos años que estuvo en Estados Unidos, a primera vista Los Ángeles sorprende al viajero, ya que tiene ostentosas construcciones, su cielo es puro; Pero también se percibe una atmósfera vagamente mexicana de la ciudad, pero no se mezcla con el mundo norteamericano, algo semejante ocurre con los mexicanos, aunque tengan muchos años de vivir allí, usen la misma ropa, hablen el mismo idioma, no se confundirían con los norteamericanos auténticos.
Y no es que ellos sean muy diferentes físicamente, sino que los distingue del resto de la población es su aire furtivo e inquieto, son seres que temen la mirada ajena, creen que son capaces de desnudarlos y dejarlos en cueros. Y esto ha engendrado lo que se hace llamar “el pachuco”.
Los “pachuchos” son bandas de jóvenes que viven en el sur, y que se caracterizan por su vestimenta, su conducta y su lenguaje. El “pachuco” no quiere volver a origen mexicano, pero tampoco desea fundirse con la vida norteamericana. Los negros, son perseguidos por la intolerancia racial, se esfuerza por ingresar a la sociedad, quieren ser como los otros ciudadanos, los mexicanos han sufrido menos violentamente.
El “pachuco” ha perdido toda su herencia, lengua, religión, costumbres, creencias, solo su disfraz lo protege y, al mismo lo destaca y aísla: lo oculta y lo exhibe, “su traje no es uniforma, ni un ropaje habitual” pp.18, es una moda, hecha de novedad e imitación.
El “pachuco” no intenta hacer reír sino aterrorizar, con eso él defiende, también es víctima, procura ocupar un puesto en ese mundo que hace poco lo ignoraba, delincuente, será uno de sus héroes malditos.
La irritación del norteamericano se debe a que ve en el “pachuco” a un ser peligroso, perturbador y fascinante.
El “pachuco” intenta ingresar a la sociedad, pero el mismo se entorpece el camino, el no se lanza al exterior a mezclarse, sino a retar, el no defiende nada, no afirma nada.
Pero que nos hace diferentes, y en qué consisten esas diferencias Octavio Paz nos dice una respuesta que solo es para aclararse solamente a el mismo, la gente norteamericana tiene mucha seguridad y confianza, tiene aparente alegría y conformidad con el mundo que los rodea, y ahí no terminan nuestras diferencias, “ellos son crédulos y nosotros creyendo, aman a los cuentos de hadas y las historias policíacas, nosotros los mitos y las leyendas los mexicanos mienten por fantasía o desesperación, ellos no mienten, pero sustituyen la verdad verdadera por otras menos desagradable. Los mexicanos son desconfiados, ellos abiertos, nosotros somos tristes y sarcásticos, ellos alegres y humorísticos.